12/19/2007

LAS DOS ESPAÑAS

Desde hace ya un buen tiempo quien esto escribe se ha convertido en devoto del cine español. Títulos como ''Deseo'', ''Segunda Piel'', '' Tacones Lejanos'', ''Todo sobre mi madre'' o ''Mar Adentro'' se han vuelto material constante de referencia para mi. Un país como España, que ha sufrido una dictadura tan larga como grotesca franquismo mediante, ha despertado a lo mejor del séptimo arte con el advenimiento de la democracia y la posterior explosión cultural que en casi todas partes adonde ella ha retornado se ha visto (recordar el cine y la música argentina en el período posterior a 1983).Sin embargo, muchas magulladuras y los suficientes traumas del caso todavía pueden observarse en la dual sociedad española de hoy, partida al medio entre dos maneras antagónicas de ver el mundo, y cómo no, tambien el cine y las artes.Por un lado España se cuenta entre las principales economías del mundo, su arte y su deporte se encuentran entre los más reconocidos, logra en cuestión de lustros un estado de bienestar ejemplar para países de sus mismos estándares económicos y contenedor este de la totalidad de su población, y sus parlamentos promueven leyes de avanzada en cuanto a minorías sexuales que encuentran sus derechos mancillados en el resto del globo.Por el otro, sus hombres son los mayores golpeadores de mujeres del primer mundo por distancia sideral sobre el resto, sus medios de comunicación están mayoritariamente en manos de la extrema derecha, gran parte de su clase política es corrupta y le miente en la cara a los españoles (recordar Atocha), que bastante malhumorados se los nota con ellos, y una importante minoría de su población todavía no logra despegarse por completo ni de los coletazos de la dictadura ni de los oscuros nubarrones paranoicos plagados de ignorancia que hace llegar la no tan antigua Inquisición hasta nuestros días.Dividida pero de pie, España avanza.Hace negocios en América Latina, negocios fuertes, como describen sus medios de comunicación, España ''se la juega'' en América latina.¿Pero cuánto de riesgo hay en dicho juego?Si siempre ganan.Las empresas españolas, que tanto contribuyen con sus remesas a la contención social y a la presencia de un Estado fuerte, son las mismas que cargan con comodidad la agenda del primer ministro en cada viaje que este realiza, con el objetivo de ''cuidar'' intereses y conveniencias de los grandes grupos económicos (Repsol, Telefónica, BBUVA). Asimismo, el principal lobbysta, idolatrado por Mariano Grondona, el cual nos impulsa a reverenciarlo y a tratarlo casi como una deidad, es el rey Juan Carlos de Borbón.¿Con que España queremos relacionarnos, mirarnos?¿A qué España queremos escuchar?¿La de el estado de Bienestar? ¿O la de la Monarquía de los Borbón?La patética institución monárquica española, donde un pavo real de casi dos metros más que una eminencia real llamado Juan Carlos de Borbón –descendiente de franceses e italianos– traspapela en el tiempo y creyéndose en el 1700 manda a callar a un gobernante mestizo al cual desprecia entre otras cosas por ser mestizo y por ser sudaca y tercermundista y no noble como él, mandatario aquel venezolano mestizo al cual la prensa ibérica rebautiza ''gorila milicón'' democráticamente elegido por su pueblo que le espeta en la cara que sus plebeyos eligieron a un fascista y un mentiroso cuando eligieron a José María Aznar, y que ha de revisar la actuación de las empresas españolas por las cuales el rey deambula por el globo en condición de lobbysta y mediador. Puede que le haya recordado la diatriba del presidente Chávez al cuasi senil rey la sociedad secreta de mutua conveniencia que mantenía con el dictador Franco y por ello la mostaza le haya explotado en su cabeza desprovista de corona esta vez. ¿No es este mismo Juan Carlos el cómplice silencioso de la dictadura asesina del General Francisco Franco, que sólo denunció sus crímenes con el caudillo ya muerto y enterrado? ¿O es otro?¿Por qué no denuncia la vergonzosa aventura militar en la cual formó parte España al acompañar a Bush y a Blair a Irak cuatro años atrás? ¿O tan sólo sirve para presentarse en los cócteles de las Cumbres con su uniforme cargado de galones que quién sabe en qué misión heroica consiguió? Han de ser galones de juegos de guerra en Playstation.El rey, con minúscula porque no entiendo porqué razón he de nombrarlo con mayúscula, jamás ha conocido del voto popular, su poder deviene de la eterna santa alianza entre la cruz y la espada, y no puede señalar a un solo ser humano sobre la faz de la tierra que tan sólo lo haya elegido alguna vez para que ostente el cargo por el cual se pavonea alrededor del mundo.Algunos columnistas sudamericanos reclaman con pavor respeto por el rey y por la retrógrada institución monárquica española. Creen que tendríamos que aplaudirlo de pie como lo hacen los súbditos árabes de Ceuta y Melilla, tierra que España robó a Marruecos hace siglos.Que lo respeten los españoles. ¿Qué bien le ha hecho jamás algún Borbón a nuestros destrozados (y con cuanta injerencia del Imperio Español) países? ¿Tendría que rendir pleitesía a la corte española un campesino del Cuzco o un minero de Oruro que cargan en sus miserias y en sus silencios el filo opresor de la espada conquistadora? ¿En agradecimiento a qué? ¿Cuánto de bondad han regado nuestro suelo, y cuánto de sangre, expolio y mancillamiento? ¿Respetar qué? ¿A ese pedazo de Edad Media incrustado por marketing y nostalgia en la modernidad como lo es la monarquía? ¿Acaso sirven para algo más que salir borrachos en la tapa de las revistas, viajar en suntuosos yates por el Mediterráneo, posar para alguna fotografía en sus ''numerosas'' obras benéficas, enamorarse de sus guardespaldas o sobrepasar los límites de ansiolíticos por la pesada carga de nacer, vivir y morir inmensamente ricos sin jamás tener que trabajar y con millones de súbditos pagando impuestos para mantener su opulencia, indignidad y lujuria?¿Se animaría este noble de sangre azul a acallar a los millones y millones de desposeídos excluidos del sistema que contaminan según su visión América Latina? ¿Los que se lanzan de brazos ingenuos a lo que el llama ''populismo demagógico”?¿Por qué no analiza que razones impulsan a los latinoamericanos a votar a los Chávez, Morales, Correa?El rey manda a callar.Debe sentirse incómodo y avergonzado en su interior por siglos de matanzas y saqueo.¿Le costará mirar a las caras a los nietos y bisnietos de las víctimas de la piratería de ultramar?Este tipo de cosas tiene España. Por eso ha de ser un país tan apasionante.Yo sé con cuál España me quedo.Ahora, estimado lector, ¿no le parece cuanto menos cursi y avejentado, y cuanto máximo, desvergonzado, opulento y chocante, que un ser humano se presente ante los otros con una corona de oro y diamantes descansándole sobre la corteza de la máquina de los sueños?¿En pleno Siglo XXI?Piénselo.

Mariano Tagliotti

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